Aproximación a un discurso estructurado alrededor de la comunicación y desarrollo en el ámbito de la ciudad

Escrito originalmente en 1999. Espero les resulta interesante su lectura.

Aproximación a un discurso estructurado alrededor de la  comunicación y desarrollo en el ámbito de la ciudad

La ciudad es como un campo de batalla,
donde dormimos con el enemigo y
planeamos con nuestros aliados,
en búsqueda de sobrevivir.

La Ciudad: sitios, lugares y no lugares, espacios de encuentro y desencuentro donde convergen todos nuestros maltrechos mundos individuales con un sistema capital, nuestros intentos logrados y fallidos en la construcción de un “yo” y donde vivimos los conflictos y problemas a diario, que acarrean los atravesados cambios que han acontecido en el correr del tiempo.

Vivimos en ella, pero sólo somos transeúntes, donde los medios masivos de comunicación se han apoderado y abrogado para sí el papel de la “comunicación”, reduciéndolo a la mera transmisión de información y datos que nos invaden cada día y que a través de ellos es la forma como conocemos el lugar al que le llamamos “la ciudad donde vivo”. Tenemos tecnología que nos permite contactarnos en tiempo real desde lugares muy lejanos, pero aún así, no nos comunicamos, sólo sabemos una ínfima parte de lo que ocurre en esta aldea universal, pero no que ocurre con nosotros mismos.

Entonces, es más que evidente que hay que reconstruir tanto física como simbólicamente a nuestras ciudades y tratar de darle punto final a las milenarias crisis que han aquejado a las sociedades, pero para comenzar esta reestructuración, debemos partir de una base primigenia, la más importante: Una definición de Hombre. De una definición de hombre, encontrar los modelos acordes para su desarrollo y crecimiento, y como propone Habermas, incentivar la interacción entre sus miembros a partir de una racionalidad comunicativa.

La búsqueda de esta definición ha sido tarea desde el renacimiento, donde por primera vez no se ve la relación Dios Con Hombre, sino Hombre con Hombre, nace la idea del “yo”, qué es y como se construye, es decir, la individualidad, el “mundo de la vida” que predica Husserl en su Fenomenología. Y precisamente las etapas en debate de la modernidad y postmodernidad con su máxime en la Ilustración, se han encargado de dicha labor hasta nuestros días.

El primer elemento en la definición del hombre es identificar a ese “yo”, el cual debe buscar la emancipación, cuales son sus características, redescubrir sensibilidades y subjetividades, realizar acciones comunicativas partiendo de sí mismo a través de una comunicación existencial y paso seguido llegar a cada miembro de su comunidad, es decir, la interacción entre muchos “yo” que se reconocen como seres humanos, que tienen conciencia de su propia existencia y tratan de controlar su vida. Son Humanos no por naturaleza, sino porque se conciben así mismos como entes, son conscientes de que existen.

A partir de un consenso, teniendo bien claro la definición de Hombre construida y de un cambio de paradigma de la racionalidad instrumental a la filosofía del lenguaje, empezar a sentar las bases simbólicas de nuestras ciudades y aplicándolo también a su constitución física. Tales bases para el desarrollo de una ciencia objetiva, una nueva moral, leyes o códigos de comportamiento, entre otras.

Sentada dichas bases y como propone Max Neef, el inicio del cambio está en un desarrollo a escala humana, generalizando en un desarrollo de las ciudades que implique mucho más que un ilimitado crecimiento de la producción y una excelente eficiencia, debido a que la idea del desarrollo es mucho más que progreso.

El fin último de toda esta propuesta de cambios en el ámbito humano y a nivel de las ciudades, es crear mejores condiciones sociales, mejores condiciones de vida para todos los que en ella habitan, que sean mucho mas que transeúntes, que sean ciudadanos, que se identifiquen con el lugar físico y simbólico en el cual comparten con otros seres, que hayan verdaderos procesos de comunicación en reales espacios de encuentro y que se destruyan las problemáticas de miedo y anonimato que afrontan a las puertas del siglo XXI.

Todo es cuestión mirarnos y comenzar con nosotros mismos.

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1 comentario

  1. Hola, Tania!

    Acabo de descubrir tu blog, y me gusta muchísimo. He descargado “Misión: Planeta Rojo” desde Lulú, e intentaré leerlo lo antes posible. La ciencia-ficción y en concreto Marte son algunas de mis pasiones, y de hecho yo también he escrito varios relatos y novelas sobre ello.

    Un abrazo desde Vigo.

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