Reflexión sobre el texto “Hans Kung, proyecto de una ética mundial” de Miguel Ángel Fuentes

Escrito originalmente en el 2005. Periodismo digital desde Colombia.

Reflexión sobre el texto “Hans Kung, proyecto de una ética mundial” de Miguel Ángel Fuentes

De todos los textos que he leído sobre ética, este realmente despertó mi interés, es mucho más directo a la hora de defender y atacar las tesis planteadas por el autor criticado.

Para empezar, estoy de acuerdo plenamente con la tesis de Fuentes “La ética es necesaria porque es una dimensión esencial del ser humano”. La ética y los actos calificados como morales o inmorales, sin entrar a discutir el desarrollo de los mismos a través del tiempo, son los que nos ha permitido sobrevivir hasta ahora. Es más, en el andar de la historia el ser humano ha sido testigo de las situaciones que se suceden cuando se salta por encima de ella (que suele ser lo más común, pero bueno, somos humanos al fin y al cabo); y cuando ésta ha terminado siendo una “técnica de parcheo de debilidades y deficiencias” cada vez que los seres humanos llegan a cometer actos barbáricos e inadmisibles.

La religión católica, cristiana y corrientes que usan el mismo libro, plantean lo que allí está escrito que Cristo dijo supuestamente en algún momento “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, pero Einstein demostró hace mucho tiempo que nada en este mundo es absoluto, todo es relativo, incluyendo a aquello que intenta dar respuesta “a las preguntan que turban profundamente el corazón del hombre”… y “descubrir el camino que conduce a la perfecta felicidad”.

¿A qué quiero llegar? Que es en balde intentar construir una ética singular, es decir, una ética puramente religiosa, una ética puramente ciencia, entre otras; ya se ha demostrado el fracaso de este tipo de construcciones. Debemos pensar que los actos tanto morales o buenos como inmorales o malos son en si, aquellos que construyen el camino hacia la felicidad y entender la felicidad como un estado donde la conciencia percibe que hay un equilibrio entre lo bueno y lo malo de las acciones ejecutadas y no como un estado de bondad perpetua. Es decir, abogo por la construcción de un modelo ético pluralista, donde tienen tanto que aportar aquel brujo que practica el vudú y la santería como aquel filósofo que permanece en las aulas universitarias como un observador de la humanidad.

¿Ética pluralista?, ¿y eso cómo? Fuentes en su texto plantea una serie de ítems que considero, desde mi perspectiva claro está, básicos para empezar.

– “Necesitamos de modo urgente una “ética” que nos dicte valores aceptables para todos, de lo contrario, nos autodestruiremos”. Nos hemos venido autodestruyendo desde hace muchísimo tiempo, tal vez es mirarlo desde la perspectiva de no seguirlo haciendo ni de llevarnos por delante al planeta y lo demás que viva en el.

– “Los hombres no aceptan ninguna norma universal que venga fundamentada en la pura razón o en la ciencia”, “tampoco se trata de aceptar en cuanto las normas reveladas en un libro”. Esto es totalmente cierto, por eso el abogo por una ética pluralista, que contemple los diversos puntos de vista y estilos de vida, desde la plataforma de nada es absoluto, todo es relativo.

– La religión plantea aspectos rescatables de sus doctrinas como: el bien y la dignidad del hombre como principio y como fin decisivo del comportamiento humano, aunque también cuenta lo que le rodea (el planeta es un sistema dependiente, nada funciona bien si algo falla).

– “Una razonable vía media entre el libertinismo y el legalismo”. Nuevamente, nada es absoluto, todo es relativo. No puede ser tan estricta pero tampoco tan flexible. Ni mucho que queme el santo ni tan poco que no lo alumbre.

– “Horizonte de sentido y determinación de fines”. Los comportamientos y actos humanos no son si porque si o no porque no. Aquí reluce el principio de la causa y el efecto, todo lo que hagamos tendrá consecuencias negativas o positivas y estas redundarán en las respuesta que recibiremos sobre porque estamos a este mundo.

Crear un ética pluralista también se convierte en un juego de masas, mirándolo desde la perspectiva de las teorías de la comunicación. Para cocinar un buen guisado, no todos podemos estar metiendo las manos en la olla. Es decir, que necesariamente, para bien o para mal, siempre debe haber personas que hagan y personas que sigan y es que la misma naturaleza, los tipos de personalidad, permiten esto (y es justamente de eso que la religión se ha aprovechado para designarse con aquel camino que lleva a un estadio perfecto). Planteado esto, pienso que un código ético universal o pluralista, debería se construido con la participación de diferentes disciplinas: politólogos, filósofos, teólogos (como estudiosos de las religiones, no entendidos como fanáticos defensores de las mismas), sociólogos, biólogos, entre otras.

¿Se puede? Suena utópico lograrlo, si es difícil de dos personas se pongan de acuerdo, ahora hablar de algo universal y multidisciplinario es titánico, sin embargo, a lo largo del tiempo se han hecho esfuerzos, que han permitido que sobrevivamos hasta el momento, ¿por qué no hacer otro esfuerzo más?, todos sabemos que de nuestros comportamientos depende nuestra supervivencia en el planeta.

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