Escrito originalmente en el 2005. Periodismo digital desde Colombia.
Bioética y periodismo
Una rápida búsqueda en Google con el criterio “bioética en el periodismo” arroja cero resultados. Si se cambia el criterio a “bioética”, todos los enlaces que despliega tienen que ver con el área de las ciencias de la salud y en una pequeña proporción sale a relucir la relación de este término con la modalidad del periodismo científico. Y si se escribe “bioética y periodismo”, solo reporta escasos cuatros enlaces, donde resalta uno muy interesante, un PDF que habla sobre el primer taller de bioética y periodismo en Santiago de Chile (aunque arroja error 403, acceso prohibido).
También me pareció interesante encontrar que el concepto de bioética excluye, por lo menos hasta donde leí, como parte de su estudio al cómo divulgar la información al público, ubicándonos en el área periodística.
Esto no es más para verificar que realmente, tal como se plantea en el texto, es un tema bastante inexplorado donde hay mucho por aportar para la construcción de esta temática desde el punto de vista de cómo informar al público de los avances de la ciencia.
A primera vista se puede decir que la temática de la bioética sólo es inherente a la línea del periodismo científico, y aunque esto no deja de ser cierto, la bioética también toca, aunque en menor proporción, las otras líneas de esta profesión. Por lo tanto, es importante ahondar y aportar en esta área y aun más a comienzos del siglo XXI donde el “boom” de los avances científicos sobrepasan lo especulado años atrás en los libros de ciencia ficción; en palabras de Diana Cazaux, Presidenta de la Asociación Iberoamericana de Periodismo Científico, “La actividad periodística adquirió en los últimos años, una significativa importancia. La capacidad profesional manifestada en innumerables tareas de investigación y el desarrollo de los medios de comunicación, impulsaron este fenómeno”.
Los medios de comunicación, por su alta credibilidad y por su misma labor informativa y noticiosa, son los encargados de divulgar el conocimiento científico que se despliega a raudales desde finales del S. XX y comienzos del S. XXI. La clonación de la oveja Dolly, el implante de células madre en el ex técnico de fútbol Luis Fernando Montoya, el derecho de Terry Schiavo a una muerte digna, el desarrollo de mascotas virtuales, robots que son parejas de baile, entre otros, son temas bastante controversiales y hasta de moda, por decirlo que alguna forma, que atraen a gran público precisamente por lo polémico o por lo increíble de su temática.
Por lo anterior, estoy totalmente de acuerdo cuando el texto plantea “El manejo arbitrario, superficial y apresurado de determinados progresos de la medicina y de las ciencias en general, la utilización indebida de datos referentes a experimentos que todavía no han llegado a la culminación con el solo interés de generar primicias de dudosa o nula veracidad, la tergiversación de informes científicos mantenidos en reserva legítima, son, en líneas generales, algunos de los elementos que posibilitan la acumulación de argumentos en contra del periodismo y acentúan los temores y recelos de las comunidades científicas a la hora de encarar el problema de informarle a la sociedad de modo exacto y oportuno acerca de inventos o descubrimientos que pueden catalogarse como de interés público”.
Ante esta falencia, solo queda recurrir a la formación y a la conciencia del periodista que escriba, produzca y difunda la noticia de corte científico – tecnológico y a la ética del medio a través del cual se despliega. Se trata de brindar la información lo más concreta posible, lo más atado a la realidad científica del caso y no jugar con las palabras, no rayar en el sensacionalismo brindándole falsas esperanzas a aquellos que por una u otra razón las han perdido.
Sólo la experiencia de los periodistas en la divulgación de este tipo de informaciones, los casos aceptables y los casos rechazables, darán pautas para la construcción de una bioética periodística.
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