Escrito en 1999. Disfruten su lectura.
Confrontación entre “Ciudad soñada, ciudad de miedo, ciudad real” y “A la deriva en un mar de signos”, textos de Juan Carlos Pérgolis
Ciudad soñada, ciudad de miedo, ciudad real
Juan Carlos Pérgolis y Olga Alexandra Rebolledo
Noticia:
Se está viviendo en cada ciudad colombiana un retroceso hacia las primeras unidades sociales con las cuales interactúa el hombre desde su nacimiento: la familia, retroceso debido específicamente al miedo, el miedo interno nacido de las violentas vivencias con que vienen los desplazados a las ciudades y al mismo miedo generado por esos desplazados y desplazamientos en los citadinos.
Cada día, los imaginarios urbanos de los campesinos y desplazados que emigran a estas selvas de cemento se convierten en realidades (realidades que muy pocas veces son lo que habían imaginado) que a su vez siguen llamando más imaginarios para convertirlos en vivencias, lo cual crea un círculo vicioso comprensible desde la perspectiva citadina y lo cual lleva también a desfragmentar aún más estas ciudades y hacerlas mucho más heterogéneas, pero ya no es una heterogeneidad en la cual se puede discurrir libremente, sino que es una heterogeneidad que está causando el aislamiento del hombre por un factor fundamental inducido en las redes de las urbes: el miedo.
El miedo causa que los hombres (citadinos o desplazados, es lo mismo) a pesar de que vivan en vecindad, busquen solamente la protección y bienestar que les brinda su familia y que sólo importe sus hogares y sus casas, descartando lo que sucede en el medio externo y es cuando vemos que las tres ciudades diferentes entre si que están en nuestras mentes urbanas: La ciudad soñada, la ciudad de miedo y la ciudad real, se fusionan en una sola en las mentes de aquellos desplazados convirtiendo estos lugares (las ciudades) en una panacea que todos quieren alcanzar.
A la deriva en el mar de signos
Juan Carlos Pérgolis
Noticia:
Ya la semiología no se limita en solamente analizar el significado y significante de los signos y símbolos, sino que va mucho más allá, escurre por una tangente llevando a la práctica cotidiana la interpretación o ese proceso de significación que resulta en un nuevo enfoque para comprender nuestro entorno.
En el interior de cada persona que habita la ciudad se encuentra una mezcla de vivencias, experiencias, recuerdos, opiniones, entre otras, que se conjugan para dar una reinterpretación o darle un nuevo sentido a los signos a los cuales diariamente están expuestos, lo cual crea nuevas identidades, identidades que abarcan pluralidad, es decir, no el signo con su sólo significado y significante, sino ese signo envuelto en la amalgama a la cual pertenece, se desarrolla y lo rodea, o sea, el signo analizado desde una globalidad y no desde una perspectiva de singularidad.
Es así como cada signo tiene una connotación diferente porque varía de acuerdo a quién lo interpreta y cómo lo interpreta. La Plaza de Bolívar para Pérgolis puede ser un lugar de éxtasis y regocijo, pero para otros simplemente es un lugar más que se camina todos los días sin detenerse a analizarla semióticamente: Ellos pasan por la plaza, pero la plaza no pasa por ellos.
Confrontación de textos
En ambos textos se destaca una lectura a la ciudad de Bogotá con una posible generalización a las demás ciudades del país. En el primero, una lectura alarmante ya que nos demuestra un problema latente y en constante crecimiento como son los desplazados por la violencia y las consecuencias que sus migraciones masivas traen; y en el segundo, una lectura acerca de la interpretación de signos y símbolos que va mucho más allá de la semiótica tradicional.
Los textos son complementarios entre sí, dan un enfoque global acerca de la ciudad de Bogotá y se pueden tomarse elementos de uno y de otro para tener entonces una vista más global y completa de lo que sucede en las entrañas de esta enorme urbe y pues adaptándolo a cada ciudad, se puede obtener una vista parcial de la problemática de otras ciudades colombianas, tales como Medellín, Cali y Barranquilla.
Como observación a esta confrontación de lecturas, sería preferible para otra ocasión tomar dos autores diferentes considero que haría mucho más enriquecedor este ítem ya que no serían dos mentalidades iguales o por lo menos no serían dos líneas de pensamiento similares, pero como en este caso, al autor de ambos textos es el mismo, él utiliza elementos de uno y los combina en el otro a la hora de redactarlo, aunque, como dije al principio, son más bien lecturas de tipo complementarias, una de llamado de atención y la otra de expresión de opiniones.
Comentarios personales
Me parecen muy interesante los temas y los enfoques de ambos textos, ya que informan acerca de los procesos semióticos que se efectúan en una ciudad tan compleja como lo es la capital del país.
Hasta cierto punto el trabajo del Juan Carlos Pérgolis es válido ya que no son muchas las personas que en su diario vivir se detienen a hacer lecturas de ciudad de estos tipos o simplemente lo hacen pero no profundizan ni llegan más allá que las meras conjeturas u opiniones superficiales, prácticamente lo que Pérgolis hace es como un llamado de atención a todos aquellos capitalinos siquiera para que un día se enteren en el medio en que viven y que los rodea sin estar sumidos todo el tiempo en siempre ellos, es decir, que vean mucho más allá de la cotidianidad.
Es positivo su trabajo también porque pone a pensar en el futuro que les depara a las ciudades como Bogotá debido a las continuas masas de emigrantes desplazados por la violencia y como esta nueva heterogeneidad está afectando los diferentes signos y símbolos (teniendo en cuenta su globalidad) que allí cohabitan. Es inquietante lo que sustenta Pérgolis en su primer texto porque un retroceso hacia la primera unidad social (la familia) como él lo plantea, nos está llevando prácticamente a preguntarnos “¿y entonces, a qué llamaremos ciudad?”. “¿Este es el comienzo del fin de lo que llamamos sociedad?”.
Por otro lado, Barranquilla es una ciudad totalmente diferente a Bogotá, aquí se desarrollan otras complejidades y otros procesos que tienen una connotación semiótica diferente a lo que sucede en la capital, ¿porqué mejor entonces no tratamos de buscarle aplicación a este contexto a todo lo que Pérgolis sustenta?, o mucho mejor, ¿porqué nosotros no hacemos una lectura de ciudad totalmente inédita e ir descubriendo que sucede aquí y compararlo con lo que expone Pérgolis?
Es bueno leer y criticar o compartir la opinión con Pérgolis, pero este señor solamente se dedica estudiar el caso Bogotá, deberíamos entonces buscar más practicabilidad al caso Barranquilla, al fin y al cabo aquí vivimos y aquí pasamos la mayor parte de nuestro tiempo, ¿porqué mejor entonces hacer el papel de Pérgolis barranquilleros?
Tania Lu:
Voy a estar en Barranquilla en el encuentro de Ciudad y Arte de la Universidad del Atlántico, voy a hacer una charla y voy a tocar este tema de las ciudades de los niños desplazados. Esto es el 7 y 8 de junio de este año, si puedes nos vemos por allá y charlamos.