Hace unas semanas recibí una invitación para ser peer reviewer o par revisor de un journal español en categoría Q1. Este es propiedad de una editorial académica comercial y cobra a los autores 835€ por publicar aduciendo que son costos de traducción y maquetación del artículo. Mi respuesta a dicha invitación fue mi propuesta de tarifa de honorarios por esta tarea.
Antes de entrar de lleno, contextualicemos un poco. Dentro del ejercicio investigativo se contempla la publicación de los resultados de investigación -que se extiende a la presión de publish or perish, publica o perece- y esto suele hacerse frecuentemente a través de artículos académicos publicados en journals o revistas científicas, que antes lo hacían en papel, pero que hoy en día casi todo es digital. Si nos adentramos en esta enmarañada jungla encontramos tres tipos de journals:
Los tipos de journals
El primero que encontramos son los publicados usualmente por universidades, por centros de investigación, o por asociaciones de investigadores. Estos son de auténtico acceso abierto u open access. Hago énfasis en “auténtico” pues no existen cobros a los autores por publicar ni a los lectores por descargar los artículos, por esto, también son llamados diamond open access o platinum open access. Todos los costos de producción los asume la universidad o centro de investigación que dentro de su presupuesto de operación destina una partida para esto. Los journals de este tipo no suelen aparecer con frecuencia en los rankings de WOS o SCOPUS, y si lo hacen, son pocos en Q1 y Q2.
Como segundo, los publicados por editoriales académicas comerciales, las más grandes Elsevier, Taylor & Francis, SAGE Publications, Springer, Wiley, pero hay muchas más, medianas y pequeñas. Las mismas son empresas con ánimo de lucro, es decir, deben generar ganancias o beneficios a sus propietarios. Inicialmente, y aún hoy en día, estas editoriales establecieron a los lectores un pago por descargas, es decir, el modelo de negocio centrado en la venta al detal de los artículos a precios que los investigadores coincidimos son exageradamente altos (y donde los autores no reciben revenues o regalías por tales ventas y pierden sus derechos de autor). Pero también la venta de estos artículos al por mayor directamente a las universidades y centros de investigación quienes deben pagar astronómicas cifras por suscribirse a las bases de datos de estas editoriales para que su personal pueda tener acceso. Finalmente, un tercer modelo de negocio surgido hace unos años ante el boom del acceso abierto, el gold open accces, frecuentemente disfrazado como open access. Este consiste en que el autor/a asume los costos por la publicación, conocidos como APC (article processing charges) bajo razones como corrección de estilo, maquetación o incluso traducción a otro idioma, y el artículo una vez publicado es accesible a los lectores sin costo. Pero los valores cobrados son absurdamente altos, el caso que referencié al principio era de 835€, pero hay muchos más altos, llegando incluso a los 9.500€. Por otro lado, los journals de este tipo son los que suelen aparecer con mucha frecuencia como Q1 y Q2 en WOS o SCOPUS.
Tales modelos de negocio han sido muy cuestionados por los altísimos precios cobrados y propiciaron el nacimiento de Sci-Hub que se vale del acceso a credenciales legales para entrar en tales bases de datos, extraer el artículo y guardarlo en su propia base de datos desde donde es jalado al ser consultado posteriormente. También, la cancelación de varias universidades y centros de investigación estadounidenses y europeos de las suscripciones a estas bases de datos (por razones como: dejar pagar excesivamente por tener acceso a lo que publican sus investigadores, reorganización del presupuesto, contratos onerosos…) y apostar por que la publicación se haga en journals de auténtico acceso abierto. En torno a esto han surgido interesantes iniciativas como la Open Research Europe, una plataforma patrocinada por la Unión Europea para la publicación rápida y con peer review no anónimo de los resultados de investigaciones financiadas por Horizon2020, a cero costo por publicación y cero costo por acceso.
Y el tercer tipo de journal, los predator journals o revistas depredadoras, publicados por editoriales “académicas” comerciales que garantizan una publicación rapidísima, en cuestión de semanas (cuando en los dos primeros tipos de journals puede tomarse seis meses a dos años). En esta versión del modelo de negocio gold open access se reconoce abiertamente que los autores pagan por publicar y los APC son bastante bajos en comparación con los anteriores, por ejemplo, 250€, 420€… (incluso ofrecen descuentos y hasta los precios pueden ser negociables), pero esto no lo informan en sus sitios web, sino que el autor/a se entera durante el proceso. En estos no hay trabajo editorial más allá de la maquetación del artículo y la disposición gratuita de este al lector. Para operar, suelen tener nombres muy similares a journals ubicados en Q1 y Q2 en WOS o SCOPUS, pero los mismos muy difícilmente ingresarán a estos rankings y seguramente estarán en la Beall’s List. Pero, ¿por qué son fuertemente cuestionados? Principalmente, por que a pesar de que estos lo aparentan, lo cierto es que no hay labor de peer review o revisión por pares.
El peer review
Con esto retomo la historia. Una característica fundamental que tiene el proceso de publicación de artículos en los journals del primer y segundo tipo es la labor del peer review o par revisor. Este consiste en que una vez recibido el artículo y si supera el filtro del editor/a de la revista, el mismo es enviado usualmente a dos investigadores del área (pero pueden ser más, en mi caso he llegado a tener hasta cinco revisores) seleccionados por la revista (u ocasionalmente sugeridos por el autor/a) para que lo lean, hagan su valoración y entreguen un informe con su dictamen de si es publicable, si hay que hacerle modificaciones o si se rechaza. Para realizar este proceso, usualmente el journal otorga de quince días a un mes (excepcionalmente puede ser más), así como también, este es anónimo, el autor/a no sabe quiénes fueron sus revisores y viceversa, los revisores no saben quién es el autor/a. Si bien este proceso de validación es cuestionado (Ej: plagio, denigración del artículo, pedir que se les cite si no lo están haciendo…), hasta la fecha no se ha desarrollado otra forma de validar la producción científica. Ahora, justo porque esta etapa toma tiempo, primero encontrar revisores que acepten y luego esperar por el dictamen, es que la publicación de un artículo es un procedimiento lento.
Pero este proceso también tiene otra característica, es gratuito, es decir, los investigadores donan su tiempo en la revisión de los artículos que les llegan de los diferentes journals que les contactan. Si aceptan la tarea, realizarla les puede tomar de algunas horas a algunos días, dependiendo de la complejidad del texto y del grado de compromiso del revisor (incluyendo su tiempo). Una vez cumplida y entregado el informe, los revisores sólo reciben un correo de agradecimiento (que les sirve para alimentar sus records en Publons) , pero rarísima vez se les hace un pago por tal trabajo. De hecho, esto último es tan extraño, que cuando llega el correo del journal con la propuesta nunca se menciona este aspecto, se da por sentado, porque está normalizado, naturalizado y apropiado por los investigadores, que es un trabajo sin pago.
Analizando perspectivas
Veamos esta perspectiva, para formarse como investigador/a se invierte alrededor de unos 90.000€, un poco más o un poco menos: pago de matrículas de maestría y doctorado, estancias de investigación, cursos específicos, entre otros gastos, por lo que siempre es necesario recurrir a becas que permitan subvencionar estos costos. Por otro lado, imposible cuantificar los años que toma ya que no es sólo la formación, sino la labor investigativa misma, la escritura de los artículos y las modificaciones a los mismos cuando llega el dictamen de los peer reviewers. Todo esto avala o soporta la tarea de peer review, el conocimiento y la experticia que se adquiere en el campo que permite emitir un concepto evaluativo anónimo y gratuito de la investigación de otros.
Ahora veamos otra perspectiva, las grandes editoriales académicas comerciales también son noticia por los ingresos o profits que generan. Por ejemplo, RELX, empresa propietaria de Elsevier que edita alrededor de 2.600 journals, en el 2019 publicó alrededor de 496.000 artículos en modalidad gold open access y obtuvo ganancias por 8.260.000.000€ ($9.8 billones USD) donde el 34% lo aportó la editorial. Por su parte, Informa, la empresa propietaria de Taylor & Francis, en ese mismo año obtuvo ganancias por 3.034.000.000€ ($3.6 billones USD), y también editoriales medianas y pequeñas que, si bien no facturan estas cifras astronómicas, sí ven replicado lo anterior a su escala. De ahí que en parte también hayan proliferado otras editoriales académicas comerciales y así mismo, el surgimiento de las editoriales “académicas” depredadoras.
Si lo analizamos en detalle, es un negociazo la publicación científica con ánimo de lucro: no hay que pagar por los insumos (los autores no reciben pago por publicar sus artículos), los autores deben pagar por publicar (se supone que los fondos de investigación recibidos para el proyecto del cual resulta el artículo cubre esto o al menos una parte y el resto de su bolsillo) o los lectores deben pagar por descargar (en este caso, los derechos de autor son transferidos a la editorial, un autor/a no puede libremente divulgar el full text de su artículo en sus redes públicas y si lo hace, recibe la orden de la editorial de darlo de baja pues infringe el copyright) y no se paga por el trabajo del peer review (al estar normalizado que esta labor no genera pago de honorarios, el proceso de revisión y aprobación de los artículos tiene un costo cero). A lo anterior se le suman los bajos costos operacionales y los altos precios cobrados.
Sentando una posición
Entonces aquí voy a mi punto inicial, cuando recibí la propuesta para hacer peer review de este journal español Q1 en el ámbito de Comunicación en WOS y SCOPUS y vi que el mismo era propiedad de una editorial académica comercial mediana y que cobra 835€ de APC a los autores por gold open access (aduciendo costos de traducción y maquetación), mi respuesta fue de rechazar la tarea argumentando que lo hacía porque no se mencionaba el pago de honorarios por dicha labor y de paso les enviaba mi propuesta de honorarios por revisar el artículo y generar el informe, y cubría una posible segunda revisión si el primer informe dictaminaba modificaciones.
No esperaba respuesta del editor/a de este journal, sin embargo, llegó, y me manifestaba que era la primera vez que recibían una respuesta así y que me retirarían de su base de datos de posibles peer reviewers dado que ellos no tenían la política de pagar por esta labor. A este mensaje respondí que si bien podía ser la primera vez (aunque la verdad lo dudo), estaba segura de que seguirían recibiendo respuestas como la mía y con una propuesta de honorarios, esto dado que cobraban APC a los autores y que yo tenía por política no donar más mi tiempo a journals que se estaban lucrando con mi trabajo como revisora sin yo recibir un pago por ello.
Esto nos lleva a otra gran duda, ¿cuánto cobrar por nuestro trabajo de peer review? En primer lugar, esto va en decidir a quién enviar la propuesta de cobro por honorarios cuando llega la propuesta. En mi caso, al contactarme un journal, lo primero que verifico es que no cobre por publicar ni cobre por descargar el artículo, si es así, entonces yo no cobro por ser par revisor porque sencillamente no hay lucro, pero si el journal cobra APC o cobra descargas, entonces sí la labor de peer review debe ser pagada y les enviaré mi propuesta de honorarios y rechazaré hacerlo a menos que me paguen porque pienso que esto es algo que debe cambiar, hay que dejar de normalizar y naturalizar que siempre el trabajo del peer review no tiene costo y discriminar cuando la editorial del journal se lucra con esta labor o cuando no. El tiempo y el conocimiento valen.
Ahora sí, ¿cuánto cobrar? Esto es quizás lo más difícil, ¿cuánto vale lo que sé y que me sirve para hacer dicha tarea? Por ejemplo, James Heathers propone cobrar indistintamente $450 USD (340€) por dicha labor que a su vez ha propiciado el 450 Movement. En mi caso veo cuánto está cobrando el journal a los autores o a los lectores. En el caso vivido, al cobrar este 835€ de APC, yo pedí 100€ en honorarios; si el journal cobra más, se incrementa entonces mi tarifa. Es muy probable que el journal responda que no paga, por lo que por ahora tal petición no deja de ser simbólica, sin embargo, ¿qué pasa si cada día más investigadores rechazan donar su tiempo como peer reviewers de journals de este tipo? De hecho, no son pocos los editores que comentan que cada vez es más difícil encontrar pares revisores, entre otras razones, por el no pago de dicha labor.
A modo de anécdota, en todo el tiempo que llevo accediendo a hacer peer review, sólo un journal que es publicado por una universidad colombiana en auténtico acceso abierto y que no está en el ranking de WOS ni SCOPUS, me ofreció pagarme 36€ por la revisoría, que cumplió al yo entregar mi informe. Entonces si este pudo, aquellos que pertenecen a editoriales académicas con ánimo de lucro también pueden.
La polémica está servida
Desde luego, la polémica está servida, por ejemplo, Alison Mudditt, CEO de PloS y previamente vicepresidenta de SAGE Publications, manifiesta que estaría mal pagar por la labor de peer review porque es muy complicado determinar una tarifa por esto, la carga que implica para los editores crear un sistema para hacer los pagos, se encarecerían los costos por APC y de suscripción a las bases de datos, el tener que pagar por un artículo rechazado que por lo tanto no pagará APC y por ende no hay ingreso, además de dilemas éticos y la profundización de las desigualdades en los sistemas de investigación. Desde su perspectiva plantea que la solución está en rechazar las invitaciones de ser peer reviewer de este tipo de journals así como tampoco proponer sus artículos a estos para no pagar APC o cobros por descargas, y que por otro lado, en vez de pagos en dinero, se recompense a los revisores con otras monedas del mundo académico: reputación, reconocimiento y éxito. Con respecto a esto último, algunos journals de este tipo y del primero han empezado a hacer público en sus sitios web la lista de los revisores que participaron en cada número (reconocimiento, aunque también transparencia de procesos editoriales).
Una línea similar sigue Jeffrey Brainard, uno de los editores de Science, aunque también aborda otras miradas, menciona que “el grupo Taylor & Francis, una pequeña selección de revistas enfocadas en el desarrollo farmacéutico pagan a los pares revisores por revisiones aceleradas”, así como destaca otras voces al mencionar que “es muy difícil creer que compañías que manejan la descarga de mil millones de artículos académicos, les resulte de alguna manera imposible hacer gestión de contratos y pagos” para esta labor, así como “un contrato que proporciona un intercambio explícito de valor proporciona una certeza muy necesaria en torno al marco de tiempo, la calidad y la previsibilidad de la revisión recibida”.
Como reflexión final, si bien es cierto que como revisora son estimulantes estos pagos en especie que menciona Mudditt, también sigo mantenimiento mi deseo recibir un pago por mi labor de peer review cuando me lo solicitan journals que pertenecen a editoriales académicas con fines de lucro, y no considero que sea algo nefasto ni antiético, todo lo contrario, justo y ejecutable, así como algo que debe normalizarse. Mientras tanto, seguiré rechazando hacer este trabajo gratis, el altruismo académico es sólo aplicable cuando el journal es un auténtico open access.
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