Los dejo con esta entrevista que se me ha realizado para Mundo UTB, revista institucional de la Universidad Tecnológica de Bolívar (Cartagena de Indias, Colombia), acerca de las redes sociales digitales y el reto que estas implican en los espacios de educación.
‘Es un reto mantener al estudiante concentrado cuando tiene a la mano dispositivos que le demandan tanta atención’: Tania Cobos
Con redes sociales cada vez más atractivas y diseñadas para retener a los usuarios la mayor cantidad de tiempo posible, los profesores están ante un gran desafío: hacer del aula un espacio igual o más placentero que esos escenarios digitales.
Con la democratización de los móviles y del acceso a internet, los docentes tienen ante sí un reto mayúsculo: mantener a sus estudiantes conectados con las clases con la misma pasión con la que suelen navegar Facebook, Whatsapp, Instagram o Youtube. Aunque a primera vista, esas plataformas parecieran ser los antagonistas por excelencia de la academia, sus cualidades son tan infinitas que, bien usadas, pueden convertirse en verdaderas aliadas de un desarrollo curricular exitoso.
Para intentar entender por qué los móviles son un desafío para la academia, cómo las plataformas digitales pueden convertirse en herramientas pedagógicas y por qué no tiene sentido seguir satanizando a las redes sociales, Mundo UTB conversó con Tania Lucía Cobos, profesora e investigadora del programa de Comunicación Social de la UTB y doctora en Comunicación y Periodismo, de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Mundo UTB. ¿Por qué las redes sociales pueden ser unas plataformas aliadas para los procesos educativos?
Tania Cobos. Las redes sociales digitales pueden ser aliadas en escenarios como el educativo porque brindan espacios como los grupos de Facebook. Estos espacios tienen ciertas funcionalidades que permiten convertirlos en repositorios y sitios de interacción para los estudiantes de una misma carrera. Por ejemplo, a través de esos grupos los estudiantes pueden enterarse de las acciones de sus ‘profes’ fuera del aula: qué investigaciones hacen, a qué universidades son invitados a dar conferencias, etc.
También hay que tener en cuenta que estas plataformas cambian con cierta frecuencia sus funcionalidades, por lo que cada vez que aparezca una nueva valdría la pena otearla para explorar su aplicabilidad en el escenario educativo.
Mundo UTB. ¿Cómo puede involucrar un docente el uso de las redes sociales en sus clases?
Tania Cobos. Monitoreando lo que está pasando en ellas para llevarlas al salón de clase y analizar ahí las situaciones con los estudiantes, y trabajar de paso en ese “sentido común” (tan subjetivo) para detectar qué se publica y qué no. Dependiendo del tipo de clase y del tipo de contenidos que aborden, podría usarse alguna de ellas para la exposición pública de los trabajos de clase de sus estudiantes.
Hay que tener en cuenta que hay diferentes tipos de redes sociales y que su uso depende del objetivo que se tenga. Por ejemplo, si eres profesor de Fotografía y quieres que las fotografías de tus estudiantes sean expuestas, Instagram es una buena opción. Si eres profesor de Televisión, podrías crear un canal en YouTube para que los estudiantes expongan sus mejores producciones. Si eres un director de programa, puedes impulsar un grupo oficial en la plataforma que facilite la comunicación de noticias. Por otro lado, si los estudiantes están por egresar se podría ayudarles a gestionar perfiles en LinkedIn para la búsqueda de empleo, así mantienen actualizada su hoja de vida online y hacen networking (se enteran de las actividades profesionales de sus compañeros de clase y viceversa).
Mundo UTB. Como especialista en el estudio del mundo digital, así como en la creación y difusión de contenidos digitales, ¿considera una batalla perdida los intentos por vetar el uso de estas plataformas y de los móviles en las aulas de clase?
Tania Cobos. Ciertamente, hoy en día el profesor compite con el móvil por la atención de los estudiantes. En otras palabras, se ha convertido en un reto mantenerlos concentrados en clase cuando tienen a la mano dispositivos que, permanentemente, les demandan atención (a través de las notificaciones que le llegan) o que consultan compulsivamente para ver qué hay de nuevo en las redes sociales y en los servicios de mensajería instantánea a los que están suscritos. Y ni hablar cuando presentan un examen: no falta quien conteste una llamada y pida salir del aula para atenderla, o quienes usan el móvil como “ayuda didáctica” o para fotografiar el examen y tenerlo de prueba ante un posible reclamo.
Me haces recordar el caso de un colega de Ingeniería en la UTB, que en un par de ocasiones llevó una caja al salón y le pidió a los estudiantes que colocaran ahí los teléfonos silenciados antes de presentar el examen. Por otro lado, algunos países europeos han optado por vetar o prohibir por ley el móvil en los colegios y escuelas, aunque no en las universidades (por ahora). Esto nos lleva a preguntarnos si debamos adoptar esa medida y vetar los teléfonos en las aulas de la universidad.
Es un asunto complejo porque el teléfono se ha convertido en una herramienta de uso cotidiano, que dispersa la atención del entorno físico y concentra la misma en un entorno digital; para personas que están en proceso de formación esto no es en lo absoluto positivo, y a esto se le suma que difícilmente un estudiante lo comprende. No creo que sea una batalla perdida, pero lo que sí tal vez requiere es probar medidas, como la de institucionalizar la caja de guardar los móviles en el aula.
Mundo UTB. ¿Qué opinión le merecen los comentarios que desdeñan el poder de las redes sociales e intentan culparlas por el fenómeno reinante de las fake news en la opinión pública?
Tania Cobos. Las fake news y todo lo que engloba (desinformación, mal información e información errónea) no son algo nuevo, lo nuevo es la exposición exponencial que tienen a partir de la existencia de las redes sociales digitales, a lo que comúnmente se le llama viralidad. Es aquí donde radica el poder de éstas, la veloz replicación de información que llega a una audiencia masiva. Este poder es refrendado por los medios de comunicación, particularmente los noticiosos. Ellos destinan espacios en sus agendas para acontecimientos que se han producido en Twitter, Facebook e Instagram, principalmente. Actúan como parlantes y amplifican el efecto en la opinión pública.
Todo aquello que implica una conexión entre personas será susceptible de usarse con fines de desinformación. En este sentido, me recuerdas las palabras de Melvin Kranzberg (historiador estadounidense), quien manifiesta que la tecnología no es buena, mala ni tampoco neutral. Con esto me refiero a que las redes sociales digitales per sé no son buenas ni malas, lo son quienes están diseñando los algoritmos que las operan y quienes están haciendo uso de los mismos.
Mundo UTB. ¿Cuáles son los principales riesgos a los que se expone un navegante digital al darse de alta en las distintas plataformas sociales?
Tania Cobos. Liberar información personal en ambientes digitales conlleva de por sí un riesgo y no todos somos conscientes de ello. Desde mi perspectiva hay riesgos evidentes y riesgos escondidos, y dependerá de cada persona qué tanto se estará o no al tanto de estos. Por ejemplo, entre los riesgos evidentes está una mala configuración de la privacidad en Facebook, que permite que información sensible se haga pública, como tu fecha de nacimiento completa. Entre los riesgos escondidos está un robo de datos o una filtración que haga pública información privada, como la contraseña de una cuenta o tu número de teléfono celular.
Pero también hay riesgos a los que estamos expuestos con respecto al contenido. No todos estamos en la capacidad de autocontrolarnos ante los diferentes escenarios. Entonces, dada la configuración de la privacidad, otros familiares y amigos en común se convierten en espectadores de rencillas, como las que se pueden generar en los comentarios de las fotos. Otro riesgo es la exacerbación de las emociones en los temas políticos, religiosos y deportivos, que lleva a comentarios y publicaciones polarizadas en espacios públicos, como un grupo o una fanpage. A futuro, esos comportamientos podrían pasarnos factura (ser descartado en una búsqueda de empleo, ser despedidos, construir una mala imagen de nosotros ante otros, ser objeto de lapidamiento digital).
Mundo UTB. ¿Cuál es la letra menuda que los usuarios deben tener en cuenta a la hora de darse de alta en las redes sociales para evitar la exposición indebida de datos privados?
Tania Cobos. La exposición indebida de datos de los usuarios puede venir por culpa del mismo usuario o por culpa de la plataforma donde estos estén almacenados, ya sea por fallas en la configuración o por infiltración o hackeo. Siempre hay que tener presente que se pierde algo de control sobre la información que se libera en internet.
La responsabilidad del usuario está en lo que sube a la red social digital. No todo debe ser subido, es necesaria la autocensura: ¿Debo dar información acerca de los comportamientos de mi estómago?, ¿debo subir fotos por cada pequeña cosa que hace mi bebé, incluyendo desnudos?, ¿es mejor que esta información la ponga en mi estado o la comente por privado?
Otra responsabilidad del usuario es la configuración de su privacidad. Esta opción puede ser muy básica o muy detallada dependiendo de la red social digital. Quizás algunos digan, “pero vamos, es sentido común”, el problema es que el sentido común es muy subjetivo, varía según persona.
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