
En el 2005 una editorial bumanguesa organizó un concurso internacional de microrrelatos cuyo tema era la zoología fantástica. Fue la primera vez que escribí un cuento de menos de una página. Con algunas modificaciones de forma que le hice, entre ellos el cambio de título, aquí se los dejo.
La ambición de Endymionx
En miles de mundos, en miles de sueños existen aquellos que no ignoraremos,
Hijo de humana, hijo de un cielo, prohibido en el mundo que conocemos,
Ojos de fuego, pelaje de nieve y un gran temor infunde a sus oponentes.
¡Pronunciaste el conjuro! ¿Tienes la fuerza? Atente a las consecuencias,
¡Vuelve a la vida, Kowai!
Después de tantos intentos fallidos había logrado traducir aquellos extraños caracteres contenidos en ese antiguo libro. Su pasión por la zoología fantástica mezclada con sus deseos de malsana ambición, habían logrado que un día cualquiera a sus manos llegara el Magnus Zoologisties, el conjuro que lo sellaba.
Kowai, un demonio híbrido, hijo de una humana y de uno de los dioses del cielo. Ojos tan amarillos y vivaces como fuego; un lanudo, espeso y resplandeciente pelaje blanco cubría su cuerpo. Su enorme estatura y su amenazante apariencia de lobo le habían valido la victoria en cruentas guerras. Pero un día, sin poder controlar la fuerza de su sangre, desbordó su ira asesinando a su madre con sus garras. Wyvern, su padre, sumido en la más profunda desolación por la muerte de su maia, lo había sellado para siempre con un poderoso conjuro.
Minucioso tiempo invertido le habían valido el secreto, conocía como romper el sello. Sólo aquel que en su corazón alimentara oscuros deseos, sería el que tendría la fuerza suficiente para dominar a la bestia una vez despertada. Y él, Endymionx, se sentía el escogido.
-¡Oh desgracia!- exclamó Escríbano soltando su pluma con lágrimas en sus ancianos ojos –esta es la primera página de las crónicas que cuentan el trágico final cuando él realizó la ceremonia y rompió el sello devolviendo la vida a Kowai… es la historia que cuenta la caída de Quenta Anathros a manos de la locura de un ser, cuya ambición desmedida fue su perdición-.
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