Los avances de la ciencia en el campo de la genética y la decodificación del genoma humano pueden llevarnos a encontrar respuestas a las preguntas, ¿es acaso la violencia un comportamiento predeterminado por nuestros genes? y si es así, ¿es posible entrar a manipular este comportamiento? y si es posible manipularlo, ¿no estaremos jugando a ser dioses?
Pienso que aún puede ser temprano para dar respuestas y tal vez si ya existen, las desconozco. Lo cierto es que no se puede desconocer a la violencia como uno de los mecanismos que impulsa los cambios y las transformaciones de nuestro entorno, que para bien o para mal, son parte de lo que experimentamos y llamamos evolución.
En “Mundo Perfecto” se intenta explorar respuestas a las preguntas planteadas, que pasaría si a través de la manipulación genética pudieran “erradicarse” los comportamientos violentos de los seres humanos y crear un mundo totalmente pacífico, ¿es posible? ¿qué consecuencias tendría?
Rayhan Chalmers, un ingeniero genético, recibe la carta de un colega, Miranda, que lo invita a conocer un proyecto experimental de convivencia humana sin violencia llamado Mundo Perfecto. Chalmers, vencido por la curiosidad, viaja a un país suramericano para conocer más sobre este. Allí confirmará sus más oscuros temores de porque Mundo Perfecto es tan perfecto y experimentará en carne propia la soberbia de los hombres cuando juegan a ser Dios.
La historia la escribí durante mi estancia en Monterrey (México) en 1998, su versión final quedó en el 2009. Es mi segundo relato en el ámbito de la ciencia ficción, después de “Misión: Planeta Rojo”.
El libro se encuentra disponible en:
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Con saludo nuevo para Ud. Ciertamente quienes hayan investigado algo más sobre etnología y genética, se darán con más de una sorpresa. Porque hasta ahora ya ocurrieron mutaciones en los genomas de ciertos grupos humanos que los diferencian cualitativamente de otros en quienes no se produjeron esos cambios. Y las mejoras no las hicieron los hombres, menos causas ambientales. Bien, tampoco es correcto permitir a quienes arrastran los lastres de las debilidades humanas, manipulen los enlaces del genoma solamente para obedecer apetitos comerciales; cuando en verdad necesitamos cambios cualitativos en las sociedades. Hasta ahora los sueños del progreso han traido más dolores de cabeza y kilómetros cuadrados de hormigón armado, contaminación ambiental, hospitales llenos de cancerosos e incontables cárceles para reincidentes criminales y degenerados. Esto significa que falta lo significativo: Pedir otra clase de progreso, ¡vivir centurias o milenios!; lo demás es cosa para distraidos. Complementando este comentario, aquí una invitación de lectura; un relato de mi producción: AVENTURA EN EL ESPACIO LEJANO. Deseando parabienes, hasta pronto. Por Miquer Rivera Santiváñez