Escrito originalmente en el 2005. Periodismo digital desde Colombia.
Reflexiones acerca del texto “Telépolis” de Javier Echeverría y de lectura complementarias
Citando las palabras de Claudio Gutiérrez, Echeverría propone o llama Telépolis “a la nueva forma de interacción social surgida en la segunda mitad del siglo XX, que comienza con la aparición de la televisión y culmina con la generalización de la Internet”.
Según el autor, Telépolis es una ciudad donde el tiempo y el espacio son relativos. Esta es físicamente la conjunción de todas las ciudades del mundo, donde no hay límites geográficos ni políticos, es el planeta entero interconectado a través de los medios de comunicación, donde los que más contribuyen a tejer las conexiones de esta ciudad son la televisión y la internet.
Esta gran heterogénea ciudad afecta profundamente todos los aspectos de quienes conviven en ella: los métodos de producción, las actividades de ocio, las formas de consumo, la identidad personal, la política, muchos aspectos más, sobre todo las formas de comunicación. Telépolis se crea y re-crea diariamente gracias al avance de las tecnologías en telecomunicaciones.
El modelo de ciudad de Telépolis no es nuevo, sencillamente es la adaptación del modelo que los hombres han manejado desde que se convirtieron en seres sedentarios; los esquemas se adaptan de acuerdo al ambiente. Hay tecnologías que vuelven relativo el tiempo el espacio, que hacen sentir a Tokio tan cerca como la esquina de la cuadra donde vivo, entonces, ¿por qué no usarlas?
Haciendo un paréntesis, opino que el autor le da excesiva importancia a la televisión, tanto que llega plantear que esta suplanta las experiencias reales, físicas que puede llegar a sentir una persona cuando las experimenta. Me explico: El autor dice que basta con ver un documental sobre el pacífico australiano para conocer, degustar y tener información de primera mano sobre como es la naturaleza en ese sector telepolitano. Pero esto no es más que información de segunda mano y mirar ese documental jamás podrá reemplazar la experiencia física de verlo y de tocar sus aguas. La televisión nos muestra las ene mil cosas que suceden en esta gran ciudad, pero jamás podrá reemplazar ni emular la experiencia de vivir directamente esas situaciones.
Creo que Telépolis es mucho más fuerte o esta mucho mejor definida y constituida en el ambiente virtual, en internet, que físicamente hablando. El hecho de que existan cables coaxiales, fibras ópticas, líneas telefónicas, satélites en todo y alrededor del mundo, no implica necesariamente que se rompan las barreras de límites y jurisdicciones. Es más, podría decir que Telépolis existe si, pero a nivel virtual y no físicamente hablando, o por lo menos, en estos momentos no está lo suficientemente definida. Telépolis es el ciberespacio y sin embargo, sería insensato negar el gran impacto que tiene esta ciudad virtual sobre el diario vivir de las ciudades terrestres.
¿Qué ofrece Telépolis? Ofrece principalmente libertad y un caudal de información inusitado. Se podría pensar que internet es anárquica porque los internautas hacen, virtualmente hablando, todo lo que desean y donde un control estricto es prácticamente imposible. No se acostumbra a enseñar la verdadera identidad, por lo tanto se elimina la barrera de “dañar mi imagen” si hago esta o tal cosa. Los medios de comunicación tradicionales, donde el más afectado es la prensa, dejan de ser exclusivos para la transmisión de noticias e información y pasan a ser más bien editores y profundizadores de la misma. Surge la conjunción de medios (radio, prensa, televisión y cine), todos contenidos y haciendo parte de otro medio como lo es internet.
Aterrizando el texto de Telépolis en mi experiencia personal, resulta un poco obvio para mi lo que el autor plantea ya que vivo conectada permanentemente a la red desde 1996, año en que inicié mis estudios de Comunicación Social y Periodismo.
La vida en la red, la vida en la ciudad virtual, cibermedial, en Telépolis, es sumamente apasionante, y digo que me resulta un poco redundante porque para mi lo que el autor plantea es el pan de cada día, al punto que actualmente trabajo en la división .com de una empresa.
Me considero una ciudadana veterana. Es más, creo que cuando una persona llega a Telépolis por primera vez y mientras se va desarrollando en ella, va quemando una serie de etapas. Por ejemplo, en la adolescencia nos preocupamos por vestirnos bien para agradar a alguien, haciendo el contraste, al llegar un nuevo e inexperimentado miembro, lo primero que hace es adquirir su e-mail, ingresar a cuanta sala de chat telepolitana encuentre en su ciberrecorrido y empezar a manejar varios alias hasta encontrarse con el que verdaderamente se identifica y se siente bien.
A partir de allí se empieza a evolucionar de cientos de formas. En mi caso, superada la etapa del chateo frenético y el maileo masivo con decenas de personas alrededor del mundo, empecé a construir a partir de 1997 mi casa en la red, es decir, mi sitio web “Lucy Saotome Web Site – Mi Casa en la Red”, donde a partir de allí hago público lo que hago, lo que pienso, lo que digo… y en 1999, comencé la construcción de otro gran proyecto de sitio web, como aficionada al género de la animación japonesa, construí uno dedicado a Ranma ½, una de las obras más exitosas de la mangaka japonesa (hacedora de mangas, de historietas) Rumiko Takahashi. Y así sucesivamente, voy evolucionando en Internet, participando en la vida telepolitana que tiene sentido para mi.
Para finalizar, ha sido y seguirá siendo una experiencia supremamente enriquecedora ser una ciudadana telepolitana y lo mejor, es que está en continuo crecimiento y dinamismo, donde lo imposible para hacer algo en el otro lado de la pantalla, se convierte en posible en el mundo virtual. No es más que seguir adaptándose al ritmo de crecimiento frenético de esta ciudad virtual y explorar todo aquellos que nos ofrece, claro, siempre con la medida exacta. Tarde o temprano aquellos que no han querido obtener su cédula de ciudadanía o su ID en la Internet, se verán arrollados por la misma y naufragarán, condenados a desaparecer. El desarrollo de Telépolis es parte de la evolución humana y quien no se adapte, está condenado a desaparecer.
He descubierto recientemente tu blog y me ha parecido de gran interés.
Estoy administrando dos blogs similares al tuyo y te dejo las direcciones por si quieres acceder en algún momento a ellas.