Escrito en el 2005. Periodismo digital desde Colombia.
El libro de arena
Borges en su Libro de Arena lo que hace es darnos un ejemplo literario-fantástico de lo que actualmente conocemos como hipertextualidad: Todos los textos están conectados entre sí, al punto que se pierde el principio y el fin y como evolución, nos hemos adaptado a leer de esa forma.
El libro es la traspolación actual a lo que llamamos Internet; cada una de sus páginas son las páginas de ene mil sitios web, el hecho de abrir el libro es hacer el click en cada vínculo activo, sólo, que el personaje no se detiene a leer con atención las páginas abiertas, escoge la opción de ver solamente y trata de indexarlas, hasta que, paradójicamente, vaticina lo adictivo que puede llegar a convertirse internet para aquellos que quedan fascinados por este mundo y la red pasa a controlarlos a ellos.
De acuerdo con la historia, puede teorizarse que los procesos de lectura y escritura son continuos, intrínsicos e imperecederos y son el corazón de la hipertextualidad, esta a su vez, es una de las piezas claves en la existencia de Internet y cuyo fin último, es la construcción de conocimiento.
También me parece interesante destacar lo que dice Borges en su cuento “Pensé en el fuego, pero temí que la combustión de un libro infinito fuera parejamente infinita y sofocara de humo al planeta”. Ya que tan sólo pensar en detener el crecimiento de internet es algo absurdo. Internet se ha convertido en el medio máximo para la divulgación de conocimiento gracias a sus características multimediales, y así, como el libro sobrevivió el paso de mano a mano, Internet ha demostrado que llegó para quedarse. A diferencia de que el personaje se deshizo del libro, nosotros no podemos abstraernos de la realidad que nos plantea la Red de Redes.
Teniendo en cuenta lo anterior, me aproximo a la formulación teórica de que la humanidad cambió sus formas de leer y de escribir, la hipertextualidad en internet transformó radicalmente la forma de producir y adquirir conocimientos. Ya no leemos pasando las hojas una tras otra, ahora leemos subiendo y bajando la pantalla con el mouse, es más, si tenemos un libro vamos saltándonos hojas y leyendo retazos del mismo para saber de que se trata. Ya no solemos hacer producción textual recurriendo a una hoja en blanco y lápiz, ahora usamos un teclado y una pantalla. Hemos desarrollado la habilidad de escanear textos, buscando las palabras claves que nos den idea del contenido del texto. Aun se siguen produciendo cambios en nuestras formas de lee y escribir, la cuestión está en que nos adaptemos estos cambios para no sucumbir en la era digital.
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