Escrito originalmente en 1999. Espero disfruten su lectura.
Lo humano o lo inhumano, reflexiones acerca de “palabras preliminares de lo humano” de Lyotard
En este texto Lyotard hace un análisis de lo que es humano y lo inhumano en la humanidad, sostiene que la inhumanidad del modelo de desarrollo económico, no debe confundirse con la otra que es profundamente secreta y cuyo rehén es el alma.
Nos dice que la primera inhumanidad es el ser privado del habla, incapaz de levantarse, vacilante, incapaz de alcanzar objetos, prácticamente sin uso de razón e insensible al daño, este estado de dependencia y de insensibilidad puede asumirse como un principio de lo humano. Más tarde ya dotado de medios para saber actuar y hacer, una vez interiorizado valores y cultura se aspira a la plena humanidad, a la realización del espíritu concebida como conciencia, conocimiento y voluntad.
Ese querer liberarse de la ineptitud y del salvajismo primigenio parece ser que es una promesa para cumplir precisamente por su condición de hombre. Lyotard sintetiza esto así: “lo propio del hombre es su ausencia de lo propio, su nada, o su trascendencia, para hacer alarde de estar completos”, de tal manera que si lo humano se da en el escenario entre la “indeterminación natal” y la “razón instituida”, allí mismo de halla la razón de ser de lo inhumano.
El hecho de que lo educativo socialice y trascienda al hombre de su nada a su capacidad de razón es en sí misma inhumano porque funciona con coacción e imposición reducida a una pedagogía de castigo, por cuanto todo lo que es instituido y logre traspasar el desamparo e indeterminación es una amenaza para el espíritu, para la conciencia y con toda razón un poder inhumano.
Lyotard termina su texto con una pregunta sobre “¿Qué otra cosa se puede hacer más que resistirse a tanta inhumanidad?”, y que lo que queda para resistir no es más que la deuda que toda alma tiene con su indeterminación miserable y al mismo tiempo emancipatoria por su lado inhumano y sugiere que la tarea del escritor, la literatura y las artes son dar testimonio de ello, según Lyotard es una deuda con la infancia que no se salda.
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