Un buen artículo acerca de los book trailers publicado hace unos días en el diario Las Provincias (España), el cual reproduzco a continuación.
Libros de película
La pantalla está en negro. De pronto se escucha una música inquietante y, sobre ella, una profunda voz en ‘off’ empieza a contar una historia. Le siguen algunas tomas aéreas de calidad asombrosa; entonces aparecen los actores en escena. Arranca la acción… En menos de dos minutos los espectadores han conocido a los personajes principales, sus problemas y motivaciones. Pero se han quedado con la miel en los labios y quieren saber más. ¡El tráiler ha cumplido con su cometido! La novedad es que aquellos que han quedado encandilados con el relato no deben acercarse a las salas de cine, sino a las librerías. Han sido enganchados con un ‘book trailer‘.
Este es el nuevo método de promoción audiovisual que han adoptado editoriales y escritores por igual para dar a conocer sus libros. Así, los tráilers han dejado de ser publicidad exclusiva del último bombazo cinematográfico y se han convertido también en una poderosa herramienta de difusión para los ‘best sellers’. Tal ha sido su repercusión que personalidades como el presentador Jon Stewart, el actor cómico Zack Galifianakis, el gurú de la autoayuda Deepak Chopra y el mismísimo cineasta Alfonso Cuarón han colaborado en alguna de estas producciones. «En muchas tiendas tienes la oportunidad de probar un CD o un DVD antes de comprarlo. Pudes escuchar o ver una pequeña muestra de su contenido. Ése es el concepto detrás de los ‘book trailers’; los seres humanos somos visuales por naturaleza, y si hay algo que nos puede convencer de cambiar una película o un videojuego por la lectura, es precisamente este producto», asegura Sheila Clover English, la productora pionera en la industria de los tráilers para libros.
La incursión de Clover en este oficio se dio casi de manera fortuita. «Había escrito una novela en 2002 y no hallaba la forma de que alguien la publicara. Con tantos autores talentosos alrededor debía encontrar una forma de que mi obra llamara la atención mucho más que el resto. Pensé que si los tráilers funcionaban para las películas, también debían hacerlo para los libros. Busqué en Google y… ¡nada! Entonces supe que tenía una gran oportunidad». Y no la dejó escapar. Ese mismo año fundó Circle of Seven (COS), una compañía estadounidense especializada en la producción de tráilers para libros. Su primer cliente fue la escritora Christine Feehan con la novela ‘Dark Symphony’. Así, un vídeo de cuatro minutos que narra la historia de amor entre un vampiro y una pianista invidente sentó el precedente de una industria en constante crecimiento a nivel mundial.
Y no es para menos. La producción de un tráiler para libro no tiene nada que envidiar a los vídeos de promoción de las películas más taquilleras. Su elaboración puede ser tan compleja como la de un cortometraje profesional. Para empezar, la empresa recibe un resumen del libro y las peticiones y requerimientos específicos del cliente. Entonces se realiza el presupuesto tomando en cuenta el número de actores, escenas, localizaciones, efectos especiales… El coste puede oscilar entre 1.000 y 10.000 euros. Tras la firma del contrato y el pago del respectivo depósito, la casa productora se pone manos a la obra.
Como en el cine
Primero asigna al responsable del proyecto y a un guionista que lee todo el material posible: sinopsis, resumen o incluso la obra completa. Una vez que el guión está terminado se envía al cliente para su aprobación y se organiza una reunión para ultimar los detalles de la filmación y la posproducción. Dependiendo de la dificultad del tráiler, todo el proceso puede prolongarse de dos semanas a un mes y requerir de un equipo de entre 8 y 75 personas.
Las editoriales españolas también se han rendido ante las ventajas del formato audiovisual. Ahora resulta casi impensable presentar un libro que no esté acompañado de un vídeo de promoción. «Es una herramienta que nos permite dar a los lectores un aperitivo de lo que se encontrarán en el interior del libro. Podemos recrear la atmósfera de una novela de una manera mucho más atractiva y efectiva», explica Marc Rocamora, director de marketing de Editorial Planeta. La empresa incursionó en esta tendencia en 2003 con ‘El origen perdido’, de Matilde Asensi.
«Entonces era una novedad hacer este tipo de materiales y fue todo un éxito. Representa una inversión bastante segura, son materiales muy ‘resultones’ y efectivos a la hora de presentar una novela. Los empleamos en muchos frentes, desde comunicaciones a la red comercial y a los libreros hasta campañas de televisión. Pero siempre tienen una versión colgada en Internet que nos permite ‘viralizar’ los contenidos».
Otras editoriales han optado por vídeos más asequibles al bolsillo. Son tráilers que no requieren de rodaje, ni de una producción tan compleja. «Se trata de coger imágenes y documentar la historia a través de ellas. Aunque son más sencillos, requieren de muchas horas de tratamiento y montaje», explica el cineasta Pau Sanclemente, responsable de los tráilers de Roca Editorial. «Ficcionar un libro me parece muy arriesgado. Te colocas justo en el límite porque das todo muy masticado: le pones cara a todos los personajes y detallas los escenarios. Le quitas a la lectura esa maravillosa cualidad de poder imagine cada escena», opina.
Un libro animado
Para gustos los colores. Por eso también existen tráilers que dejan mucho a la imaginación, pero que dan un toque atractivo a la historia a través de la animación.«Es una tecnica mas personalizable y tiene mucho que ver con la historia del papel impreso», asegura Coke Ferreiro, productor ejecutivo de Boolab, una empresa especializada en vídeos animados. Es una opción más barata y resulta ágil para las editoriales porque no requiere de la intervención del escritor.
En contraste, hay autores que toman la promoción por su mano, al menos en lo audiovisual. Es el caso de Kirmen Uribe, que ideó por sí mismo el tráiler de su novela ‘Bilbao-New York-Bilbao’, dirigido por Arkaitz Basterra. «Filmamos en el Museo de Bellas Artes de Bilbao y los actores fueron caseros: mi familia y mis amigos, por eso resultó un vídeo muy barato. Es un regalo hacia los lectores, una forma de crear expectativa… Y para eso hay que agudizar más el ingenio que el bolsillo».
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